Al final la conferencia no estuvo mal, el odio irracional que le tenía era por hacer que me levantara de mi cama calentita y obligarme a bajar a la calle, lugar donde los pingüinos se han vuelto a adueñar de la ciudad.
Llegué diez minutos antes de que empezará y ya había gente sentada en el suelo, la pobre que dio la charla se quedaría fascinada con nuestras instalaciones y sistemas de iluminación que, o te derrite la retina o te deja en la más absoluta oscuridad, bieeeeeen!
(Pingüino en una esquina de mi buhardilla)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Venga, desahógate: